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viernes, agosto 18, 2006

Empleo precario en Latinoamérica.

vie 18 ago 2006 07:15:00 CEST
Cuando un joven no tiene un trabajo fijo, a los sindicatos les resulta difícil ponerse en contacto con él
Empleo precario en Latinoamérica
Una organización sindical internacional apunta que cada vez más jóvenes de la región optan por la economía informal
Las perspectivas de empleo de los jóvenes de los 29 países comprendidos en la Organización Regional Interamericana de Trabajadores (ORIT) son “realmente malas”, especialmente en Latinoamérica, lo que hace que cada vez más jóvenes terminen desempeñando su labor en la economía informal.

Gabriela Bonilla, asistente técnica del Programa de Juventud de la ORIT, con sede en Costa Rica, explica que esta situación se traduce en “un desempleo multitudinario” de los jóvenes. “Los empleos son precarios e inestables y no garantizan perspectiva alguna”, puntualiza.

En la mayoría de los casos, los jóvenes no tienen ninguna seguridad social, y la mayoría acaba incorporándose a la economía informal. Además, Costa Rica, al igual que otros países de América Latina, firmó tratados de libre comercio con Estados Unidos, lo que ha ocasionado que algunas de las empresas implicadas en esos tratados exijan a su personal “total disponibilidad y flexibilidad”. Esos acuerdos constituyen “una puerta abierta al trabajo precario”, según señala Bonilla en una entrevista recogida en el boletín de la Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres (CIOSL) a la que está adscrita la ORIT.

La experta sindical agrega que para estos jóvenes, “hay muy pocas posibilidades de ascender dentro del mismo lugar de trabajo”. Por ejemplo, en las zonas francas de exportación, “casi no hay ninguna manera de avanzar socialmente o de conseguir mejores condiciones salariales”.

“Cuando un joven no tiene un trabajo fijo, a los sindicatos les resulta difícil ponerse en contacto con él, y por tanto no cuenta entonces con respaldo sindical ni recibe información sobre su condición legal”, continúa Bonilla que añade que el joven trabajador “no sabe ni siquiera por qué le convendría estar afiliado a un sindicato”. En general, los jóvenes “no están bien informados” y tienen “poca” conciencia sindical, aunque esto último puede variar mucho de un sector a otro.

Alianzas

El objetivo de la ORIT, según Bonilla, es instaurar una política “transfronteriza”. “No consideramos a los jóvenes como números y no hablamos de ellos en términos de cupos”, apunta. La idea es que sus acciones y sus actividades atraviesen las fronteras, principalmente en los ámbitos de los derechos humanos y la integración.

Para ello, cree necesario que a nivel nacional, el movimiento sindical y la juventud establezca alianzas con otros movimientos de la sociedad civil y ONG. “Es necesario unificar las respuestas y desarrollar una estrategia en torno a una alianza entre los integrantes de la sociedad civil con el fin de dar mayor repercusión a este compromiso”, agrega Bonilla.

Otra estrategia sería, en su opinión, facilitar a los jóvenes el acceso a cursos de formación profesional, para lo que sería importante que en el Gobierno pusiera en marcha “una verdadera política de empleo y una voluntad firme de apostar por la formación profesional”. “Pero no es así”, explica Bonilla que augura que “si no se crean puestos de trabajo en el país, de nada sirve disponer de cursos de formación profesional”.

Europa Press



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