mié 23 ago 2006 07:15:00 CEST
Vetado el trabajo a las obesas
UGT de Lleida denuncia diez casos de discriminación a mujeres por su aspecto físico
Los cánones de belleza imperantes en las pasarelas de moda han calado entre el mundo empresarial, que, al menos en casos como el comercio o la hostelería, discrimina a las mujeres por su aspecto físico a la hora de contratar. Así lo denuncia UGT de Lleida, que ha detectado un incremento de casos de mujeres a las que se ha negado un empleo por su sobrepeso
Pilar (el nombre es supuesto) pidió trabajo en un restaurante que buscaba camareras. Cuando el responsable del local la vio le dijo que estaba demasiado gorda para moverse entre las mesas. No le dieron el empleo. Pilar, de 27 años, ha acabado trabajando en la cocina de otro restaurante. Carmen (el nombre también es ficticio), de 19 años, soñaba con un trabajo de cara al público. Vio un cartel en una tienda de ropa de la calle Major de Lleida en el que se anunciaba que hacía falta una dependienta y se ofreció para ocupar ese puesto. Tampoco se lo dieron. La razón: su sobrepeso. Ahora trabaja en una envasadora de fruta.
Los casos de Pilar y Carmen no son aislados. Rosa Palau, secretaria general de UGT de Lleida, acaba de hacer público que en el último año ha conocido una decena de casos de mujeres a las que se ha vetado un puesto de trabajo por su aspecto físico. "Esto es un delito, una clara discriminación que atenta contra los derechos de esas trabajadoras", afirma Palau. "Lo más grave es que las personas que rechazaron a esas mujeres no tuvieron ningún reparo a la hora de informar a las candidatas del motivo por el que no se les dio ese empleo", critica la dirigente sindical.
El problema es que las mujeres víctimas de esta situación no quieren llevar el caso a los tribunales. "En la mayoría de los casos, las trabajadoras sufren un auténtico drama, al quedar por los suelos su autoestima, y temen denunciarlo porque creen que si hacen pública esa discriminación aún les va a resultar más difícil encontrar un empleo". En el caso de Carmen, la joven es plenamente consciente de su problema con el peso, "pero lo que no atinaba a entender es que eso pudiese ser un impedimento para trabajar como dependienta en una tienda de ropa", añade la responsable de UGT.
La mayoría de los casos se da en el sector del comercio y, principalmente, con las grandes cadenas o franquicias. Palau ha llegado a la conclusión de que algunas de estas empresas lo tienen muy claro a la hora de seleccionar a su personal: "Joven, bonita y barata". Una condición que choca en una sociedad cada vez más obesa.
Rosa Palau es plenamente consciente de que esta discriminación por el físico ha existido siempre. La dirigente sindical opina, sin embargo, que esta situación ha podido empeorar en los últimos años por los cánones establecidos en las pasarelas de moda. "Ahora triunfa la talla treinta y cuatro y parece que aquellas mujeres que no son delgadas y bonitas no tienen derecho a trabajar".
En la mayoría de los casos que han llegado hasta los despachos de UGT de Lleida quedó claro que las aptitudes de las candidatas rechazadas no se tuvieron en cuenta y ni tan siquiera se dio a estas mujeres la posibilidad de probar su valía. "La situación es preocupante - alerta Palau- y la existencia de esta decena de casos del último año nos hace pensar que hay otras muchas mujeres que sufren en silencio esta discriminación y que el mundo laboral está vetando las posibilidades de trabajar a las empleadas obesas o poco agraciadas".
Rosa Palau asegura que no puede hacer otra cosa que explicar estos casos para llegar hasta la conciencia de esos empresarios que prefieren una trabajadora bonita pero con menos aptitudes para trabajar que una mujer gorda pero con una mayor capacidad para el empleo que se oferta. "Las trabajadoras deben ser valoradas por su capacidad, formación y conocimientos, y el aspecto físico debería ser un factor secundario", opina la dirigente sindical. Palau no niega que la imagen externa deba tenerse en cuenta a la hora de ofrecerle un contrato, pero eso, advierte, "no hay que confundirlo con la exigencia de que las trabajadoras tengan un cuerpo de pasarela para ganar puntos al optar a un empleo".
Una situación similar a la padecida por estas jóvenes con sobrepeso se ha empezado a dar también, anuncia Palau, en trabajadoras de más de cuarenta años. "Hemos recibido denuncias de mujeres que se han sentido discriminadas a la hora de optar a un empleo de cara al público porque su imagen no se corresponde con lo que busca el empresario", concluye.
La Vanguardia