CONFEDERACIÓN GENERAL DE TRABAJADORES DEL PERÚ - CGTP
FEDERACIÓN NACIONAL DE TRABAJADORES MINEROS METALÚRGICOS Y SIDERÚRGICOS DEL PERÚ - FNTMMSP
“ENCUENTRO SINDICAL, SOCIAL Y POLÍTICO PARA EL DESARROLLO DE LA REGIÓN JUNIN”
HUANCAYO 4 y 5 DICIEMBRE 2009DIA 04 DE DICIEMBRE 2009
8:30 a.m. Inscripción sede del evento: CONAFOVICER – Huancayo.
09:50 a.m.
09:55 a.m.
10.00 a.m.
10:15 a.m.
10:25 a.m. Palabras de bienvenida
Saludo
Exposición
Inauguración
Metodología del evento : Jorge Quispe Pacheco – Secretario General CGTP JUNIN
: Luis Castillo Carlos – Secretario General – FNTMMSP
: Mario Huaman Rivera – Secretario General – CGTP
: Vladimiro Huaroc Portocarrero - GOBIERNO REGIONAL JUNIN
: Jesús Del Castillo Rivero – Sec. de Medio Ambiente y Ecología FNTMMSP
MINERÍA, MEDIO AMBIENTE Y DESARROLLO PARA LA REGIÓN JUNIN
10.30 a.m. CAMBIO CLIMÁTICO Y EFECTOS EN LA REGIÓN
Abog. BERTHA AVELLANEDA CISNEROS
Esp. Derecho Ambiental
MOCICC
11.00 a.m. MEDIO AMBIENTE Y POLITICAS DEL MINAM
Ing. Andrés Navarro Villanueva
MINAM
11.30 a.m. Preguntas y Respuestas
12.00 m. COMISIONES DE TRABAJO
1.00 p.m. ALMUERZO
3.00 p.m. CONTAMINACIÓN AMBIENTAL Y ALTERNATIVAS
Lic. Washington Morí
Mesa de Dialogo Ambiental - Junín
3.30 p.m. PROBLEMÁTICA LABORAL MINERA, RESPONSABILIDAD SOCIAL Y MEDIO AMBIENTE
Sr. Luis Castillo Carlos
Secretario General - FNTMMSP
4.00 p.m. Preguntas y repuestas
4.30 p.m. COMISIONES DE TRABAJO
DIA 05 DE DICIEMBRE 2009
9.00 a.m. Recursos Naturales, Agricultura y Desarrollo sostenible.
Soc. Víctor Torres de Lozada
CEDAL
9.30 a.m. MINERIA Y DESARROLLO SOSTENIBLE Ing. JUAN ASTE DAFFOS
10.00 a.m. Preguntas y respuestas
10.30 a.m. Proyectos Viables para la Región Junín •
Edgard Reymundo Mercado
Congresista de la Republica
11.00 a.m. RECURSOS ECONÓMICOS Y PLANES DE DESARROLLO PARA LA REGIÓN JUNÍN • Vladimiro Huaroc Portocarrero
Presidente Región Junín
11.30 a.m. Preguntas y respuestas
12.00 m. Comisiones de Trabajo
1.00 p.m. ALMUERZO
2.15 p.m. Plenaria Central y Conclusiones
3.15 P.M. CONCLUSIONES FINALES Y CLAUSURA Carmela Sifuentes Inostroza
Presidenta - CGTP
domingo, noviembre 29, 2009
viernes, noviembre 27, 2009
viernes, noviembre 20, 2009
FENTASE: JORNADA NAC. DE LUCHA - 26 -11-2009
DIRECTIVA Nº 023-CEN-FENTASE – 2009
I. CONVOCATORIA:
El Comité Ejecutivo Nacional de la Federación Nacional de Trabajadores Administrativos del Sector Educación FENTASE, CONVOCA a todos los Sindicatos bases a Nivel Nacional a La “JORNADA NACIONAL DE LUCHA” convocada por la CGTP para el día 26 de Noviembre del 2009, para lo cual la FENTASE acuerda la MOVILIZACION de todas sus bases con los demás gremios estatales dentro de su jurisdicción.
Los Decretos Legislativos 1023, 1024, 1025,1026 y 1057. Aprobados por este Gobierno, so-pretexto de evaluar a los trabajadores, oficializaran los despidos masivos en la Administración Publica, normas inconstitucionales, que la FENTASE y sus agremiados rechazamos. La participación activa de los trabajadores esta respaldada por nuestras bases, tal como se ha venido demostrando al actual gobierno del Presidente García, por lo que la unidad centralizada de nuestros agremiados esta garantizada hasta la derogatoria de dichos Decretos Legislativos.
II. ALCANCES:
· A todo el Comité Ejecutivo Nacional
· A todos los Comités Ejecutivos Regionales
· A todas las Juntas Directivas de las Bases a Nivel Nacional
· A todos los agremiados y trabajadores del Sector Educación
III. BASE LEGAL:
a. Estatuto de la FENTASE
b. Acuerdo del VI CONGRESO ESTATUTARIO en HUAMPANI
IV. OBJETIVOS:
· Fomentar asambleas de bases para tomar medidas y acciones de lucha para la “JORNADA NACIONAL DE LUCHA” del día 26 de Noviembre del 2009, convocada por la CGTP.
· Establecer las responsabilidades de las Juntas Directivas de cada base para la participación activa en las regiones con los gremios estatales.
· Asegurar la Participación de los agremiados y trabajadores a la “JORNADA NACIONAL DE LUCHA”, movilización en su jurisdicción con los demás gremios.
COMUNICACION:
· FENTASE Telf. 01/4262879
COMITÉ EJECUTIVO NACIONAL
FENTASE
Lima, Noviembre del 2009.
sábado, noviembre 14, 2009
EMP. TELEFONIA CLARO RECONOCE SINDICATO EN PERU
SINDICATO UNITARIO DE TRABAJADORES DE AMÉRICA MÓVIL PERÚ SAC (SUTAMP) / Web | 28/10//09 |
| Primer descuento por planilla de cuota sindical | ||
| ||
| Por la Junta Directiva | ||
Rebanadas de Realidad - SUTAMP, Lima, 27/10/09.- En un hecho sin precedentes CLARO reconoció al Sindicato Unitario de Trabajadores de América Móvil Perú SAC (SUTAMP) como su sindicato al aplicar el día 24 de este mes el primer descuento por planilla de la cuota sindical a los empleados afiliados. De esta forma, se deja en evidencia la aceptación de nuestra organización sindical por parte de la empresa mexicana y por fin se da cumplimiento a las leyes laborales vigentes y a la Constitución Política , que establecen y defienden el derecho de libre agrupación y sindicalización en el Perú. Recordemos brevemente que desde nuestra fundación el pasado 13 de febrero de este año, CLARO negó a todo nivel la correcta formación de nuestro sindicato, alegando incluso que “la formación de un sindicato en CLARO era ilegal (…)”, según propias palabras del Sub-Director de Recursos Humanos, Arturo Goicochea. Durante todo este tiempo nos tocó librar una desigual batalla legal en defensa de nuestro derecho humano y constitucional, el de libre sindicalización. Tal es así que el Ministerio de Trabajo refrendó en tres instancias nuestra correcta inscripción y formación sindical, proponiendo además una cuantiosa multa a CLARO por evidente conducta antisindical. Con ese respaldo, remitimos a CLARO el pasado 20 de octubre un primer grupo de Formatos de Descuento por Planilla de cuotas sindicales, correspondiente a una parte del total de nuestros afiliados, obteniendo como resultado que la empresa -en tiempo record- adecuara su planilla para incluir el descuento bajo el concepto de CUOTA SINDICAL, el mismo que aplicó desde este mes de octubre. Como prueba de ello adjuntamos la Boleta de Pago de nuestro Secretario General Adjunto, constátalo por ti mismo ingresando al siguiente enlace: Han transcurrido ocho meses desde nuestra fundación y hoy compartimos con todos ustedes nuestra satisfacción por el reconocimiento obtenido, fruto del esfuerzo y firmeza de todos nuestros afiliados. Con esta acción se están empezando a respetar las leyes del país que abrió las puertas a su inversión. Esperamos y vigilaremos que esta nueva corriente en el comportamiento de CLARO sea constante y permanente. Este es un importante paso que nos abre el camino hacia la negociación colectiva del pliego de reclamos. Desde el día de hoy se escribe un nuevo capítulo en la historia de los trabajadores de América Móvil en el Perú, porque CLARO QUE TIENES UN SINDICATO!! |
lunes, noviembre 02, 2009
BOLETIN Nº 72 - SINDICATO DE SALUD
SALUD 72 CLASISTA
LOS SINDICATOS, MÁS NECESARIOS QUE NUNCA
Juan Torres López
La implantación de las políticas neoliberales desde hace ahora casi justo treinta años ha estado vinculada muy directamente con la continua disminución del poder sindical y se ha basado en gran medida en provocar la máxima desconfianza de los trabajadores hacia los sindicatos.
En las dictaduras que sirvieron como campo de experimentación para las políticas liberales se recurrió para ello a la pura eliminación física de miles de sindicalistas. Una práctica, por cierto, que aún no ha desaparecido: en 2008 fueron asesinados 76 sindicalistas en todo el mundo y 49 de ellos sólo en Colombia a manos de paramilitares de extrema derecha o fuerzas del Estado que han asesinado a 2500 en los últimos 20 años.
La revolución conservadora de Reagan y Tatcher se enfrentó sin contemplaciones con los sindicatos pero su estrategia demasiado contundente estuvo a punto de producir un peligroso efecto rebote contra la propia patronal. Así, y al igual que la retórica revolucionaria en política económica se reconvirtió más tarde en el más tecnocratizado y neutro "ajuste estructural", el enfrentamiento directo con los sindicatos se sustituyó por una forma más suave y sibilina de socavar su influencia y su poder de negociación.
En lugar de combatirlos fieramente, en primer lugar se puso a su disposición una parte pequeña en términos relativos pero sustancialmente grandes de recursos materiales y financieros procedentes del sector público (lo que de paso también permitía fortalecer a las organizaciones patronales). Con ellos se ha generado y alimentado en muchos países una burocracia sindical más preocupada de gestionar la provisión de bienes y servicios (turísticos, inmobiliarios, financieros,...) y de auto reproducirse que de movilizar a los trabajadores en defensa de sus intereses. Entre otras cosas, porque la "paz social" y la desmovilización es el precio explícito que hay que pagar para que se sigan sosteniendo las organizaciones que, al amparo de esta "generosa" política gubernamental, se han convertido en empresas tan costosas que no pueden autofinanciarse con las solas cotizaciones de sus afiliados.
En segundo lugar, se han ido estableciendo paralelamente regímenes cada vez más descentralizados de negociación y de establecimiento de las condiciones laborales. Bien de modo directo, en muchos casos y como aspira a conseguir la patronal española, o indirecto a través de la flexibilización, de la expansión del empleo temporal, de la desarticulación y desmembramiento de las grandes empresas y, por supuesto, de la disminución de la capacidad de resistencia de los trabajadores gracias a las políticas deflacionistas que han generado deliberadamente el desempleo que desarma y desmoviliza a los trabajadores.
Finalmente, el debilitamiento de los sindicatos ha sido la inevitable consecuencia de la cultura del individualismo que ha promovido el neoliberalismo, de la material destrucción de lazos e infraestructuras para la interrelación y el encuentro social, y de una bien estudiada estrategia comunicativa orientada a difundir constantemente la idea de que las organizaciones sindicales son simplemente estructuras corruptas, inútiles, que solo defienden a sus afiliados (como si eso, por cierto, fuese malo), y dominadas por dictadores y haraganes de las que deben huir los trabajadores que de verdad quieran conseguir mejores condiciones de trabajo.
Esta continua presión de los poderes para dificultar la actuación de los sindicatos en defensa de los trabajadores y para desnaturalizar su función ha tenido éxito: muchos líderes y sindicalistas se han derechizado al amparo de los privilegios que tienen a su alcance y la desconfianza fundada o no que se ha generado ha dado lugar a una casi general disminución en las tasas de afiliación sindical en los últimos años.
En España este proceso ha sido quizá más agudo. Principalmente, como consecuencia de la debilidad intrínseca de un sindicalismo que provenía de la dictadura y del contexto más difícil en que han debido actuar los sindicatos cuando la consolidación de los derechos sociales que ha traído la democracia y el retardado Estado del Bienestar han estado constantemente amenazados y limitados por el impacto de las políticas neoliberales que al mismo tiempo se han aplicado.
La consecuencia ha sido que nuestra tasa de afiliación (15%) es de las más bajas de la OCDE (detrás de la de Estados Unidos y Francia, aunque por razones y en condiciones muy distintas) y que haya bajado en más de diez puntos desde el inicio de la democracia. Y no creo que se pueda considerar como un simple fruto de la casualidad que nuestra baja afiliación sindical (y la más alta afiliación de las empresas españolas a las organizaciones patronales, 72%) haya ido paralela en estos últimos años con una peor evolución del empleo (más precario), del paro (más numeroso), de los salarios reales (más bajos) o del mayor número de trabajadores pobres.
El sentido común más elemental indica que cuanto más poder de negociación tienen los sindicatos y más trabajadores afiliados haya, mejores serán las condiciones de trabajo que podrán conseguirse. Si no fuera así, no se entendería el constante combate que los empleadores y la patronal mantienen con las organizaciones sindicales, el descrédito que permanentemente tratan de sembrar y las dificultades de todo tipo que las empresas más poderosas imponen para impedir que sus trabajadores se afilien a los sindicatos.
Si los sindicatos no fueran en realidad un arma fundamental para que los trabajadores defiendan mejor sus posiciones frente a la patronal, las dictaduras al servicios de los grandes capitales no perseguirían a los sindicalistas, ni prohibirían la actividad sindical, y las patronales de nuestras democracias pedirían que se favoreciera la presencia de todos los sindicatos en sus empresas, la extensión de la negociación colectiva, o la mayor afiliación posible,... es decir, justamente lo contrario de lo que hacen.
Pero no sólo lo dice el sentido común. Las investigaciones científicas (que lógicamente no gozan de gran audiencia en los medios que controlan la patronal y las grandes empresas) muestran claramente que el conjunto de los trabajadores disfruta de mejores condiciones laborales y de mayores ingresos allí donde hay negociación colectiva de la mano de los sindicatos. Y que donde no la hay, los trabajadores sindicados reciben indemnizaciones más elevadas que los que no pertenecen a sindicatos, o disfrutan de más derechos laborales como vacaciones o asistencia sanitaria pagada por la empresa. Como también se ha demostrado que la menor tasa de afiliación sindical y el menor poder de negociación de las organizaciones sindicales ha contribuido al aumento de la desigualdad y de brecha sindical que se ha producido en los últimos años. Incluso un informe sobre relaciones industriales de la Comisión Europea de este mismo año estimaba que un incremento del 10% de la tasa de sindicación reduce las desigualdades salariales un 2% y que un incremento del 10% en la cobertura de las negociaciones colectivas conlleva una bajada del 0,5% de la pobreza en el trabajo.
No hay duda. Las patronales y sus representantes saben perfectamente lo que significa que en un país haya sindicatos fuertes, libres e independientes y por eso los debilitan, los condicionan y los hacen dependientes del dinero público.
Cuando eso se consigue, la reacción de una gran parte de la izquierda y de millones de trabajadores es el desafecto hacia las organizaciones sindicales "entregadas", produciéndose así un círculo vicioso dramático que solo concluye con el deterioro progresivo de las condiciones laborales.
La existencia de sindicatos fuertes y comprometidos con los intereses de los trabajadores es hoy día es más trascendental que nunca. Y por eso es tan importante apoyarlos. En lugar de limitarse a lamentar las consecuencias que haya podido tener su rendición o impotencia ante las estrategias neoliberales lo inteligente sería evitarlas, empoderarlos y darles la fuerza que les permita hacerse fuertes frente a una patronal que se fortalece continuamente pero que es cada vez más irracional y egoísta.
LOS SINDICATOS, MÁS NECESARIOS QUE NUNCA
Juan Torres López
La implantación de las políticas neoliberales desde hace ahora casi justo treinta años ha estado vinculada muy directamente con la continua disminución del poder sindical y se ha basado en gran medida en provocar la máxima desconfianza de los trabajadores hacia los sindicatos.
En las dictaduras que sirvieron como campo de experimentación para las políticas liberales se recurrió para ello a la pura eliminación física de miles de sindicalistas. Una práctica, por cierto, que aún no ha desaparecido: en 2008 fueron asesinados 76 sindicalistas en todo el mundo y 49 de ellos sólo en Colombia a manos de paramilitares de extrema derecha o fuerzas del Estado que han asesinado a 2500 en los últimos 20 años.
La revolución conservadora de Reagan y Tatcher se enfrentó sin contemplaciones con los sindicatos pero su estrategia demasiado contundente estuvo a punto de producir un peligroso efecto rebote contra la propia patronal. Así, y al igual que la retórica revolucionaria en política económica se reconvirtió más tarde en el más tecnocratizado y neutro "ajuste estructural", el enfrentamiento directo con los sindicatos se sustituyó por una forma más suave y sibilina de socavar su influencia y su poder de negociación.
En lugar de combatirlos fieramente, en primer lugar se puso a su disposición una parte pequeña en términos relativos pero sustancialmente grandes de recursos materiales y financieros procedentes del sector público (lo que de paso también permitía fortalecer a las organizaciones patronales). Con ellos se ha generado y alimentado en muchos países una burocracia sindical más preocupada de gestionar la provisión de bienes y servicios (turísticos, inmobiliarios, financieros,...) y de auto reproducirse que de movilizar a los trabajadores en defensa de sus intereses. Entre otras cosas, porque la "paz social" y la desmovilización es el precio explícito que hay que pagar para que se sigan sosteniendo las organizaciones que, al amparo de esta "generosa" política gubernamental, se han convertido en empresas tan costosas que no pueden autofinanciarse con las solas cotizaciones de sus afiliados.
En segundo lugar, se han ido estableciendo paralelamente regímenes cada vez más descentralizados de negociación y de establecimiento de las condiciones laborales. Bien de modo directo, en muchos casos y como aspira a conseguir la patronal española, o indirecto a través de la flexibilización, de la expansión del empleo temporal, de la desarticulación y desmembramiento de las grandes empresas y, por supuesto, de la disminución de la capacidad de resistencia de los trabajadores gracias a las políticas deflacionistas que han generado deliberadamente el desempleo que desarma y desmoviliza a los trabajadores.
Finalmente, el debilitamiento de los sindicatos ha sido la inevitable consecuencia de la cultura del individualismo que ha promovido el neoliberalismo, de la material destrucción de lazos e infraestructuras para la interrelación y el encuentro social, y de una bien estudiada estrategia comunicativa orientada a difundir constantemente la idea de que las organizaciones sindicales son simplemente estructuras corruptas, inútiles, que solo defienden a sus afiliados (como si eso, por cierto, fuese malo), y dominadas por dictadores y haraganes de las que deben huir los trabajadores que de verdad quieran conseguir mejores condiciones de trabajo.
Esta continua presión de los poderes para dificultar la actuación de los sindicatos en defensa de los trabajadores y para desnaturalizar su función ha tenido éxito: muchos líderes y sindicalistas se han derechizado al amparo de los privilegios que tienen a su alcance y la desconfianza fundada o no que se ha generado ha dado lugar a una casi general disminución en las tasas de afiliación sindical en los últimos años.
En España este proceso ha sido quizá más agudo. Principalmente, como consecuencia de la debilidad intrínseca de un sindicalismo que provenía de la dictadura y del contexto más difícil en que han debido actuar los sindicatos cuando la consolidación de los derechos sociales que ha traído la democracia y el retardado Estado del Bienestar han estado constantemente amenazados y limitados por el impacto de las políticas neoliberales que al mismo tiempo se han aplicado.
La consecuencia ha sido que nuestra tasa de afiliación (15%) es de las más bajas de la OCDE (detrás de la de Estados Unidos y Francia, aunque por razones y en condiciones muy distintas) y que haya bajado en más de diez puntos desde el inicio de la democracia. Y no creo que se pueda considerar como un simple fruto de la casualidad que nuestra baja afiliación sindical (y la más alta afiliación de las empresas españolas a las organizaciones patronales, 72%) haya ido paralela en estos últimos años con una peor evolución del empleo (más precario), del paro (más numeroso), de los salarios reales (más bajos) o del mayor número de trabajadores pobres.
El sentido común más elemental indica que cuanto más poder de negociación tienen los sindicatos y más trabajadores afiliados haya, mejores serán las condiciones de trabajo que podrán conseguirse. Si no fuera así, no se entendería el constante combate que los empleadores y la patronal mantienen con las organizaciones sindicales, el descrédito que permanentemente tratan de sembrar y las dificultades de todo tipo que las empresas más poderosas imponen para impedir que sus trabajadores se afilien a los sindicatos.
Si los sindicatos no fueran en realidad un arma fundamental para que los trabajadores defiendan mejor sus posiciones frente a la patronal, las dictaduras al servicios de los grandes capitales no perseguirían a los sindicalistas, ni prohibirían la actividad sindical, y las patronales de nuestras democracias pedirían que se favoreciera la presencia de todos los sindicatos en sus empresas, la extensión de la negociación colectiva, o la mayor afiliación posible,... es decir, justamente lo contrario de lo que hacen.
Pero no sólo lo dice el sentido común. Las investigaciones científicas (que lógicamente no gozan de gran audiencia en los medios que controlan la patronal y las grandes empresas) muestran claramente que el conjunto de los trabajadores disfruta de mejores condiciones laborales y de mayores ingresos allí donde hay negociación colectiva de la mano de los sindicatos. Y que donde no la hay, los trabajadores sindicados reciben indemnizaciones más elevadas que los que no pertenecen a sindicatos, o disfrutan de más derechos laborales como vacaciones o asistencia sanitaria pagada por la empresa. Como también se ha demostrado que la menor tasa de afiliación sindical y el menor poder de negociación de las organizaciones sindicales ha contribuido al aumento de la desigualdad y de brecha sindical que se ha producido en los últimos años. Incluso un informe sobre relaciones industriales de la Comisión Europea de este mismo año estimaba que un incremento del 10% de la tasa de sindicación reduce las desigualdades salariales un 2% y que un incremento del 10% en la cobertura de las negociaciones colectivas conlleva una bajada del 0,5% de la pobreza en el trabajo.
No hay duda. Las patronales y sus representantes saben perfectamente lo que significa que en un país haya sindicatos fuertes, libres e independientes y por eso los debilitan, los condicionan y los hacen dependientes del dinero público.
Cuando eso se consigue, la reacción de una gran parte de la izquierda y de millones de trabajadores es el desafecto hacia las organizaciones sindicales "entregadas", produciéndose así un círculo vicioso dramático que solo concluye con el deterioro progresivo de las condiciones laborales.
La existencia de sindicatos fuertes y comprometidos con los intereses de los trabajadores es hoy día es más trascendental que nunca. Y por eso es tan importante apoyarlos. En lugar de limitarse a lamentar las consecuencias que haya podido tener su rendición o impotencia ante las estrategias neoliberales lo inteligente sería evitarlas, empoderarlos y darles la fuerza que les permita hacerse fuertes frente a una patronal que se fortalece continuamente pero que es cada vez más irracional y egoísta.
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